El control de calidad es el paso final del proceso de traducción y, por esta razón, es una de las fases más delicadas
del proyecto. Se trata del momento en el que, como agencia, nos aseguramos de que el producto final respeta nuestras
normas de calidad, basadas en las indicaciones de las normas ISO con las que estamos certificados.
Errar es humano y hasta el traductor más experimentado puede tener algún despiste, por lo que es fundamental que antes
de la entrega el texto pase por otro par de ojos. Por este motivo, una vez que recibimos la traducción, ponemos en marcha
diferentes procedimientos que nos permiten detectar posibles incoherencias o erratas y corregir todo lo que haga falta.
El control de calidad en las herramientas de traducción asistida por ordenador
En todos los procesos de traducción la tecnología se ha convertido en un importante aliado que nos garantiza mayor
rapidez y eficiencia en el trabajo, y el control de calidad no es una excepción.
Para realizar las traducciones utilizamos a menudo herramientas de traducción asistida (también conocidas como
herramientas TAO o CAT Tools) que segmentan los textos en frases y lo disponen en dos columnas: una columna con
el texto original y otra en la que insertar la traducción.
Este sistema nos ayuda a trabajar de manera más rápida y ordenada y nos permite, entre otras muchas cosas, guardar
las traducciones de cada cliente en memorias que podremos aprovechar para sus futuros proyectos.
Son recursos muy útiles también en la fase de control de calidad, porque disponen de sistemas integrados que analizan el texto,
lo contrastan con el original y señalan posibles errores. Por ejemplo, nos pueden señalar que una misma frase se ha traducido de
dos maneras diferentes en dos puntos del texto; que algún segmento se ha quedado sin traducir; que hay dobles espacios, errores
de puntuación, diferencias de formato (negritas, cursivas, etc.) o de fechas y números…
Estas herramientas nos ofrecen también la posibilidad de añadir glosarios, para que los términos más importantes para el cliente
se traduzcan siempre de la misma manera. Además, las herramientas de control de calidad utilizan estos glosarios para señalarnos
posibles incoherencias que haya que corregir.
Sin embargo, las máquinas a menudo detectan posibles errores donde realmente no los hay, y aquí entra en juego el papel del
responsable del control de calidad. Esta figura es fundamental, porque se encarga de revisar todos estos posibles errores y
de comprobar si hay algo que corregir, manteniéndose siempre en contacto con el traductor y dejándose guiar por su criterio
profesional.
¿Un solo QA no basta?
¿Acaba aquí nuestro proceso de control de calidad? Pues, no. Como cualquier software puede fallar, en Word Works repetimos esta operación
siempre en un segundo programa. Una vez realizado este primer
¡Pero eso no es todo!
También hay que cuidar la presentación, por lo que es muy importante prestar atención al aspecto gráfico de los documentos traducidos. Cuando
traducimos del inglés a una lengua romance como el español, el italiano o el francés, por ejemplo, los textos traducidos suelen tener más palabras
que el original. Estas diferencias en la longitud del texto pueden afectar al aspecto de los archivos y descolocar imágenes, iconos o tablas.
Por esta razón, antes de entregar el documento traducido al cliente siempre lo comparamos con el original y aplicamos las correcciones necesarias
en la maquetación para que todo el contenido aparezca y se lea correctamente.