Las mujeres han jugado un papel fundamental en la construcción y evolución de la comunicación global,
facilitando el entendimiento entre culturas, la transferencia de conocimiento y la expansión de
negocios.
Sin embargo, a pesar de su notable participación, la desigualdad de género persiste, especialmente
cuando se trata de puestos de liderazgo y toma de decisiones.
En este artículo, queremos reconocer el papel de las mujeres en la traducción, analizar los desafíos
que enfrentan y poner en valor la necesidad de avanzar hacia una igualdad real y efectiva en nuestro
sector y en la sociedad.
Una presencia histórica
A lo largo del tiempo, la profesión ha sido vista como una extensión de labores tradicionalmente
asociadas a las mujeres, como la docencia o la transmisión del conocimiento.
Esto ha contribuido a que la presencia femenina sea mayoritaria en el sector, especialmente entre traductoras
autónomas y empleadas de pequeñas y medianas empresas, ejerciendo labores de traducción propiamente dicha o
gestión de proyectos.
La relación entre la mujer y la traducción viene de lejos. Figuras como Hipatia de Alejandría (c. 355-415 d.C.),
Hildegarda de Bingen (1098-1179) o Constance Garnett (1861-1946) dejaron su huella en la historia, aunque muchas
veces desde la sombra.
Hipatia no fue traductora en el sentido estricto, aunque sí es considerada como una gran transmisora del conocimiento,
que es, al fin y al cabo, el origen del porqué se traduce.
Hipatia fue filósofa, matemática y astrónoma en la antigua Grecia. Se destacó en la Biblioteca de Alejandría, donde editó
y comentó textos griegos clásicos, abriendo el acceso de autores tan relevantes como Platón, Aristóteles o Euclides.
Su labor ayudó a preservar y difundir conocimientos que, de otro modo, podrían haberse perdido. Aunque su trabajo no fue
una traducción literal, fue una reinterpretación y adaptación de saberes antiguos, algo que hoy en día podríamos comparar
con un proceso de localización.
Hipatia muere a manos del machismo y del radicalismo religioso, cuando un grupo de cristianos, mayoritariamente monjes,
la asesina en mitad de la calle por ser considerada pagana y por su amistad y apoyo al prefecto imperial de Alejandría Orestes,
cristiano pero tolerante con los grupos no cristianos de la ciudad, que, tras varios conflictos, muere también por orden del
obispo de la iglesia de Alejandría, Cirilo, quien estaba muy lejos de ser tolerante.
Hildegarda fue una monja, escritora, científica y música alemana del siglo XII. Aunque no fue traductora en el sentido clásico,
escribió en latín y en alemán medieval, combinando conocimientos médicos, teológicos y filosóficos. Su trabajo consistió en interpretar
y transmitir conocimientos en diferentes lenguas y registros, algo fundamental en la labor de la traducción.
Además, desarrolló una lengua artificial, la Lingua Ignota, considerada la primera lengua artificial de la historia, antes que el esperanto
o la interlingua. Se cree que Hildegarda crea la Lingua Ignota con fines místicos para poder transmitir textos que de otra forma no sería
posible transmitir. Lamentablemente, no queda más que un pequeño fragmento de texto en esta lengua.
Cuando hablamos de Constance Garnett, sí estamos ante una traductora en el sentido más puro. Constance fue una pionera en la traducción
de la literatura rusa al inglés. Gracias a su trabajo, autores como Dostoievski, Tolstói y Chéjov se hicieron accesibles al mundo angloparlante.
Aunque algunas de sus traducciones han sido criticadas por suavizar ciertos aspectos del estilo original, su labor fue esencial para la difusión
de la literatura rusa en Occidente y sigue influyendo en la percepción de estos autores fuera de Rusia.
Y, en España, no podemos hablar de traducción y mujer y no mencionar a la gran María Moliner, bibliotecaria, filóloga y lexicógrafa española,
autora del Diccionario de uso del español, una obra monumental que revolucionó la forma en que se concebían los diccionarios de
la lengua castellana.
Su diccionario se publica por primera vez en 1966, convirtiéndose con el paso del tiempo en un referente por su enfoque innovador. A diferencia
del diccionario oficial de la Real Academia Española (RAE), el diccionario de María Moliner no solo definía palabras, sino que también ofrecía
ejemplos de uso, sinónimos y explicaciones claras adaptadas a la realidad cotidiana. Su objetivo no era solo normativo, sino práctico: ayudar
a las personas a entender y usar mejor el español.
Lo más impresionante es que María Moliner redactó el diccionario a mano, sola y sin ayudas externas, en una época en la que las mujeres
apenas tenían reconocimiento en el ámbito académico. Su trabajo es un testimonio de perseverancia, inteligencia y amor por el lenguaje.
A pesar de la importancia de su obra, la RAE no la aceptó como académica cuando fue propuesta para ocupar un sillón en 1972, lo que
reflejaba las barreras de género en el mundo intelectual de la época. Fue la primera mujer en ser considerada para la institución, pero la
candidatura no prosperó.
Hoy en día, su diccionario sigue siendo una referencia esencial, valorado por su claridad y utilidad práctica. Su legado demuestra que
el lenguaje no solo se estudia, sino que también se vive y se adapta a la realidad de quienes lo hablan.
Aunque no fue traductora en el sentido tradicional, su trabajo fue fundamental para la comprensión y evolución del idioma.
Desafíos persistentes: la brecha de liderazgo
Uno de los grandes desafíos que enfrenta la industria de la traducción, al igual que muchos otros sectores, es la escasa representación
femenina en puestos de liderazgo. A pesar de la mayoritaria presencia de mujeres, los cargos de dirección, gerencia o liderazgo en grandes
empresas y organismos internacionales siguen estando ocupados principalmente por hombres.
roles de mayor responsabilidad, lo que perpetúa la desigualdad y priva a las organizaciones de una diversidad de perspectivas que resultan
esenciales para su desarrollo. Las causas de esta brecha son multifactoriales, desde estereotipos arraigados hasta la falta de medidas efectivas
para conciliar la vida profesional y personal.
En el ámbito de la traducción, las mujeres suelen ocupar puestos de gestión de proyectos o coordinación, mientras que la dirección general
de grandes agencias y organizaciones internacionales suele recaer en manos masculinas. Esto refleja una tendencia global que atraviesa múltiples
sectores: cuanto más alto es el puesto, menor es la representación femenina.
Hacia una igualdad real
La lucha por la igualdad de género en la industria de la traducción no debe limitarse únicamente a la celebración de la presencia femenina,
sino que debe ir acompañada de acciones concretas para cerrar la brecha de liderazgo, garantizar la equidad salarial y facilitar la conciliación,
algo que nos daría para un artículo completo.
Algunas medidas clave para avanzar en esta dirección incluyen, al igual que en otros sectores:
• Fomentar políticas de igualdad y transparencia salarial en las empresas del sector.
• Implementar programas de mentoría y liderazgo para mujeres.
• Promover la corresponsabilidad y la flexibilidad laboral para ambos géneros.
• Visibilizar el trabajo de las mujeres traductoras y darles voz en eventos, congresos y publicaciones del sector.
La industria de la traducción no se entendería sin la contribución de las mujeres. Su presencia ha sido y sigue siendo clave para el desarrollo
de la comunicación global. Sin embargo, la igualdad real aún está lejos de alcanzarse, especialmente en lo que respecta al acceso a puestos de
liderazgo y al reconocimiento de su trabajo.
En Word Works, una empresa mayoritariamente de mujeres desde sus inicios, creemos firmemente en la importancia de alzar la voz y reivindicar
un sector más justo, inclusivo y equitativo. Porque la igualdad no es solo una meta, sino un compromiso diario. Y porque el talento, la dedicación
y la visión de las mujeres son esenciales para construir un futuro mejor, dentro y fuera de nuestra industria.